Cuando estaba en la prepa, vi una película en la que la protagonista, sabiéndose enferma terminal (no recuerdo de qué), hace una lista de cosas que desea hacer antes de morir. Novedosa como soy, y totalmente empática con la protagonista (siempre me pasa, en cuanto salgo del cine estoy convencida de que vi en la pantalla mi propia vida, o que, esa vida debería ser mía) realicé mi propia lista de cosas que según yo, deseaba con todas mis fuerzas y con todo mi corazón realizar.
La lista quedó olvidada en un cuaderno que conservo en un rincón de mi cuarto.
Años después, encuentro en cartelera la película “Antes de partir” en la que, la trama es parecida a la que, cuando yo era joven y bella me conmovió tanto. Una vez más al terminar la película decido hacer mi propia lista, sin embargo, cuando voy más o menos a la mitad, es decir en el propósito de vida número 38 (porque cuando me entran las ganas de hacer cosas uuuy pa´ que le cuento todas las que se me vienen a la mente) recordé que era algo que había hecho antes, y la busqué, no sólo para enriquecerla, sino también para tachar las cosas que seguramente había cumplido con el tiempo.
Era de esperarse que una vez en el cajón de mi olvido, jamás me propuse seriamente cumplir con los objetivos que mencioné… pero eso no es lo que quiero contarles.
Lo que más me sorprendió fue ver, las cosas que yo deseaba fervientemente en aquél entonces. Me reí de mi deseo sobre aprender a patinar PROFESIONALMENTE en hielo, de la importancia que para mi tenía conocer a un artista famoso y de que no tenía idea de mi futuro cuando al final y como por cumplir con algún requisito no escrito puse: hacer algo muy importante.
Que ambiciosa jovencita de 16 años, osea Hello-jelouuu conmigo caray!, con la vida por delante y llena de metas jaja (risa burlona).
Me sorprendió mucho recordar como pensaba en aquél entonces y reconocer la seriedad con la que la lista fue realizada. Por supuesto que pude tachar por haber cumplido varios de mis grandes objetivos como ir a la lucha libre, terminar la carrera y cantar en público (decidí que los karaokes donde nadie pone atención de quién canta que y entre risas te arrebatas el micrófono con tus amigas o huyes de él, contaba por buena)
Entre lo cómico que me resultó y lo poco probable que era cumplir las viejas más las nuevas metas, dejé ambas listas por la paz, y claudiqué a la misión.
Semanas mas tarde, en un día de esos en los que ni pintarme las uñas de rosa me reconforta de el hastío de la rutina, el ir y venir de la vida diaria y de ver como algunos de nuestros grandes sueños se rompen por la mitad, empecé a creer que algunos transitamos en la vida sin rumbo fijo.
En la desesperación de a veces no saber lo que quiero, parecido a ese sentimiento que da cuando hay que escoger entre helado y pastel y terminar ordenando ensalada, pensé, que tal vez, a mis 16 no estaba tan perdida como yo misma me burlaba y que si bien, aquellas cosas ahora me parecen tontas, eran verdaderos sueños por cumplir que tenía.
Hoy retomo esas metas, sabiendo que no puedo cumplirlas todas y advirtiendo que, hay muchas otras que ya ni siquiera me interesan, sin embargo, mi principal aprendizaje es, que conforme vamos creciendo, seguimos como en línea recta nuestro rumbo, pero sin darnos cuenta también rectificamos, retrocedemos y damos vuelta cuando es necesario.
No podemos saber si lo que queremos hoy será algo que queramos mañana, y que tal vez los aparentes fracasos que hoy lamentamos sean en un futuro lo que para mi representa hoy no cruzar la alberca de ida y vuelta sin respirar . Pero que si no conocemos lo que hay en nuestro corazón podemos quedarnos a la deriva y un día sentir que de verdad no hicimos nada.
Hay que proponernos cosas, hacer listas largas, no importa que tan irrealizables parezcan nuestras metas, debemos hacer todo por cumplirlas y si nos quedamos en el camino, analizar si fue porque crecimos, cambiamos de rumbo o porque en verdad no lo logramos.
Si no les sirve de nada, por lo menos un día se reirán como yo, de cuando creyendo saberlo todo tracé mi futuro incierto y dense cuenta que tal vez nunca tenemos la razón ni siquiera de lo que en realidad deseamos, y de cómo nos percatamos mucho tiempo después.
Yo ya replanteé mis listas, y aunque seré condescendiente conmigo misma y unas cuantas piruetas chuecas en unos patines rentados me valdrán como prueba superada, me dedicaré a triunfar y fracasar en mis nuevos reactivos mientras mi vida pasa quizá sin nunca poder comprobar si hacia donde voy, voy bien.
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1 comentario:
sabes ke es lo mejor de todo? ke akellas cosas suenan mas posibles y reales... ke cualkier otra ke te puedas proponer ahora... como verte igual de sexy en unos jeans apretaditos!!!!
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