viernes, 29 de agosto de 2008

Crónica de un romance

Miércoles 13 de agosto

Me enamore de Chile.

Este país tiene un encanto que tal vez no es resultado de la mezcla de mil culturas y mil costumbres como México, pero tiene una riqueza que lo hace mágico: su gente. Esa gente que ha logrado fortalecer instituciones, consolidar su estado de derecho, formalizar el sistema tributario y por si fuera poco; reducir la pobreza.

Caminas por calles ordenadas, con gente respetuosa, viajas en un metro limpio, funcional, eficiente. Te acercas con la policía y no sientes miedo, de verdad te cuidan. Se nota el pensamiento hacia el tercero, se siente el civismo.

Yo amo a profundamente a mi país y sé que las comparaciones son odiosas, pero siento mucha impotencia al ver; no escuchar, no leer, VER que no hemos querido ser el país que podemos ser, y el no querer ha sido el verbo nacional. Tenemos conflicto con todas las instituciones, nos vendemos barato ante la apatía y no cuidamos ni nuestros recursos naturales, ni nuestro talento humano.
Claro que no todo es malo, somos un mosaico cultural, de colores que llenan el espíritu, música alegre que es la banda sonora de la vida, gente buena, simpática y amable que te sonríe en la calle. Pero no hemos querido unirnos y citando a Mafalda: empujar el país hacia adelante.

Regresando a Chile. Confieso de nuevo mi amor; Camine mucho, ví mucho, pense mucho...

Iglesias blancas neoclásicas, lo necesariamente divino para no distraerse cuando conversas con Dios. Edificios de colores, mostrando que en la sobriedad se puede ser único. Naturaleza, naturaleza que convive en la ciudad y se complementa. Subirse al cerro del Parque de Santa Lucía para contemplar mejor los imponentes Andes.

Me conquisto Chile porque vi un país romántico, de calles de escenas de cine clásico hollywoodense, bohemia hasta en la manera de vestir de la gente, hombres bien parecidos (bueno, que no se peinan).

Tal vez Chile era lo que necesitaba mi corazón para volver a creer.

Jueves 22 de Agosto

Caminé por las calles de noche, sin prisas sin miedos, con temperatura helada pero con el corazón cálido. Recuperé la sonrisa, la que creía que el mundo cruel con su cinismo me estaba robando.

Tal vez fue el pisco el que me ayudo a recuperar el ánimo y esas sonrisas extraviadas, tal vez fue la gente con sus sonrisas amables. Tal vez fue el frío el que me congelo las ilusiones muertas para que puedan entrar nuevas. Chile fue mi clavo que saco otro clavo; recuerdo lo que un día me dijo un amigo: necesitas que alguien te ofrezca la felicidad que tienes por ti misma, nunca pensé que sería un país y no una persona.

Estoy enamorada y tengo los pies encallados de tanto caminar, el cutis seco del frío y el cabello áspero del agua, pero bueno… quién dijo que el amor no dolía? Hasta pronto querido, hasta pronto.

Sábado 23 de Agosto, Asiento 30 del Vuelo 622 Santiago-México

Me siento triste de dejarte.

Empaque lo más organizado que pude y hasta donde llega mi sentido del orden. Guardé las botellas de vino, los alfajores, los guantes, los abrigos, los libros y los recuerdos. Camine brevemente una vez más para llevarme en la piel la sensación del beso frío de la mañana, tome un taxi y llegue al aeropuerto.

- Son 46 kg. el límite de peso
- Ah sí? Y cuanto llevo? (pensando que tal vez la maleta extra que compre unos días antes fue una exageración)
- 46 kilos
- Apenitas- y respire.

Estoy en el avión pero estoy triste, siento que se queda un pedacito de mi corazón aquí. Siento la melancolía por el acento, las sonrisas desconocidas, la amabilidad, siento nostalgia por lo nuevo, las montañas y lo ordenado.

Aún no despega el avión y ya extraño Chile. Que encanto oculto tiene este país? Que secretos esconde detrás de la civilidad, el respeto y la cortesía? Y que nos falta a los mexicanos para llegar a esto?

Voy a dormir para no ver cómo nos separamos, espero soñar con el regreso.

martes, 19 de agosto de 2008

Reprobada

Cuesta trabajo sobarse los golpes del fracaso, mas cuando estas acostumbrada a sobresalir (la arrogancia a todo… pero bueno, es verdad) being the underdog its not easy. Este año me he dado como 3 descalabradas en cemento duro y vaya que duelen.

No había reprobado nada desde mi primer semestre de la carrera, que reprobé “matemáticas remédiales” y bueno, la verdad nunca fue lo mío (mmm que ahora que lo pienso para el trabajo sirve bastante).

Llegue a sacar 7 u 8, pero eran porque sabía que eran calificaciones a conformidad, porque todas las veces que quise un 10… lo tuve.

Ayer la mente se me bloqueo, tarde un rato en poder echar a andar mi mente. Cometí el erro de dudar de mi capacidad de retención y sobre forcé mi limite, al grado de no poder dar más.

No fue (como en otras ocasiones) mi despistes, no fue falta de conocimiento… simplemente fue que no llegaban a mí las ideas y cuando por fin, no me dio tiempo de redactar nada. Solo avente ideas.. Bueno aquí también lo hago pero de perdida les pongo un contexto y nadie me califica!!!

Reprobé y mi principal error fue no desarrollar un tema. Y lo peor, es que acabo de cursar un curso de redacción, JA!! Y coincidentemente, el alumno mejor calificado fue mi maestro de Marco Lógico hace unos años. EL COLMO!!!

Me siento frustrada, porque siento que el miedo me gano, pero miedo a que??? Ay Dios… Le intente llamar a la única persona que me haría sonreír en ese momento (mi tío Aristofanes), pero no lo localice.

Pero bueno, como diría Bon Jovi: para aprender hay que caer. Y no siempre podernos ser all stars, aunque el no serlo duela y cueste, tenemos que dominar también el fracaso.

jueves, 7 de agosto de 2008

Existencialmente dudando

Hace mucho que no tenía dudas existenciales.
La vida da giros tan vertiginosos, tan inesperados que en un par de días… el mundo pierde sentido y cobra todo el sentido.

Hoy existencialmente dudo para existir. Yo que me creía una aferralistra*... hoy me miro al espejo y veo mis dudas reflejadas en verdad.

Porque las verdades existen independientemente de que lo crea o no. Pero hoy creo que nada es seguro, tal vez todo exista; pero no es seguro, ni será para siempre.

¿Tendremos todos un límite personal de verdad y de verdades? Y si es así, se podrán seleccionar, eliminar y refrescar (como en un programa de computadora)? Que felices seríamos muchos si pudiéramos elegir nuestra proporción de verdad, de dudas, de realidades y hacerlas cambiar con un solo click.

Pero regresando a la vida real, ¿pueden la verdad y las dudas coexistir en un mismo tiempo y espacio? Yo creo que sí. Justo acabo de borrar la realidad con mis dudas y abierto la ventana de la verdad, la histérica verdad.

La verdad que elimina la esperanza, las ilusiones, la tranquilidad de los sueños y de lo esperado. Y aún así siguen existiendo dudas de realidades, realidades que no recuerdo si las viví por lo lejanas que parecen.

Lo que me queda claro (por incongruente que parezca) es que al cerrarle las puertas a la duda la realidad cobra sentido; en el tiempo, en la memoria, en los brazos vacíos y en las vidas perdidas.
Y, aunque la verdad ponga a temblar el mundo; creo que por un momento prefiero la dolorosa verdad a la duda interminable.


*De la corriente Artemiseica, basada en el aferramiento a sentimientos, conocimientos y verdades propias

miércoles, 6 de agosto de 2008

CARRETERA

No hay nada como cantar a gritos en la carretera, sobre todo si se trata de viejos éxitos que por alguna razón sabemos de principio a fin pero que nunca significaron nada en nuestra vida, pero que se quedaron en nuestra cabeza con el único propósito de poder soltar alaridos en ocasiones como esta.

A mi particularmente me gusta vociferar letras de Yuri, que a decir verdad cuando estuvieron de moda yo era tan chiquitita que no me explico porque las tengo grabadas en mi mente. ( no creo que a los ocho años, entendiera la de “es ella mas que yo?” )

La carretera tiene su lado fascinante, y eso que la última vez la recorrí en un automóvil, con cuatro mujeres mas, entre ellas mi mamá y mi abuela, y ya en conjunto somos una fuente inagotable que ocasiona muchas pero muchas paradas al baño.

Y es que de por si nunca dan ganas en momentos oportunos, las mujeres batallamos mucho mas por nuestras circunstancias físicas pero además atendemos a ciertos rituales que quitan mucho mas tiempo del que un hombre puede si quiera imaginar. Para empezar hasta en a los baños de la carretera vamos en grupito, por aquello de “cuidarnos” la puerta, detenernos la bolsa, platicar en el transcurso y claro compartir el labial y el peine en el espejo. (como si alguien mas, además de la monita que cobra en la caseta de peaje fuera a vernos)

Luego en cada tiendita compramos algún “chuchuluco” sacando a flote que lo malo de los viajes es que TENEMOS que romper la dieta como si alguien nos obligara a comernos esas papitas a deshoras a penas en el kilómetro 40.

Después de la sesión de música retro con canciones cantables de los 80s la pelea por el disco a escucharse se resolvió democráticamente dejando que cada una a su turno escogiera. Con eso puedo defenderme cuando mis conocidos sepan que escuché a Lola la grande, música de drogadictos encerrados en cocheras (a mi hermana le gusta y no me acuerdo de los nombres, pero cosas con muerte, hongos y veneno), regeatón, los Romances de Luismi, a Juan Gabriel, a una soprano que me da mucho miedo y pasito duranguense…. Supongo que algo parecido pasa en los autos de los demás con varios pasajeros separados por notorias brechas generacionales.

Yo siempre me quejo de la incomodidad y al final soy la que mas duerme en el camino. Soy la típica que se recarga en quien se deja, apoyando la cadera como de ladito. Improviso todo tipo de almohadas y como ya lo he dicho muchas veces y estoy haciéndome cada día mas “señora” ya pongo una toalla en el vidrio o una sudadera pa´ que no me de el sol…justo como antes lo hacía mi mamá y a mi me daba tanta vergüenza.

Cuando me tocó ir al volante tuve la desgracia de llevar a mamá, justo atrás de mi en mi oído derecho, para poderla escuchar cada vez que rechinaba los dientes, daba algún manotazo exagerado haciendo como que se agarraba de lo que podía para estar según ella a salvo o diciento entre despacito y fuerte ay, ay ayyyy….eso sin contar que ella en el tapete mueve su pie como que va frenando.

En otro trayecto tuve que viajar en camión…hacía años que no me enfrentaba a esta experiencia… y con la suerte de que viniera una señora con cuatro niños de edades en escalerita hasta llegar a un bebé latoso que justo llora cuando los demás queremos dormir. No faltó el grandulón que se quita los tenis, la señora “quejona” que todo le reclama al chofer, la otra que trae una bolsota llena de cosas que va todo el camino comiendo desde sándwiches comunes hasta naranjas que pela y reparte en gajos, el viejito que ronca, el niño que pregunta y pregunta a que hora llegamos y la fabulosa película mal doblada al español (me fue bien porque también hay veces que ponen de Cantinflas)

En fin…fue toda una travesía que me hizo recordar lo maravillosos que son los aviones.