martes, 30 de septiembre de 2008

Dos años en la ciudad

Hoy 29 de septiembre se cumplen dos 2 de que deje Juárez. En un rato más, cumpliré 2 años de haber llegado a esta gran ciudad. Quise celebrar mi aniversario en mi tierra, con mi mamá y mi desierto.

Hoy que despegaba el avión y veía desde las alturas las calles, las dunas y los paisajes desérticos, el sol salir y el cielo imponerse, pensaba porque habría querido dejar ese lugar. A quien le habría heredado yo ese gen nómada? ese instinto que no me permite estar quieta y quiere siempre más.

Como lo escribí hace un año, sigo extrañando el acento y la sinceridad norteña, el frio que cala en los huesos y da pie a la melancolía, extraño los espacios grandes y organizados, mi casa y mi perro, los lugares conocidos y las caras familiares, sobre todas las cosas extraño a mi mamá y los ojos de mi abuela que ya no están.

Me pongo a recordar y me da un poco de temor pensar en que a veces mis planes son temerarios, como hace 730 días, cuando solamente tenía un ideal y pocos recursos: mi carro, una copilota que no manejaba en carretera, un guía roja que nunca aprendí a usar (por lo cual conocí muchas más carreteras mexicanas de las necesarias) y las generosas y desinteresadas donaciones de mis benefactores.

No tenía donde quedarme, pero nunca me faltaron las puertas abiertas de amigos hospitalarios. No tenía trabajo, pero hubo quien circuló mi curriculum en todas partes, no tenía muchas posibilidades y hubo quien lloró cuando renuncie a mi plan original.Pero las cosas se dieron y todas las piezas se acomodaron. Las cosas que se me hacían tan lejanas y difíciles de mas chicas, las tuve que ir haciendo naturalmente para poder subsistir, aprendí a manejar mi casa y sin mucho éxito mis finanzas.

Después de muchísimos aprendizajes y satisfacciones, de encuentros celestiales, de muchos descalabros, de algunas soledades, de dolorosos desprendimientos, de viajes, de pláticas que vieron madrugadas, de citas sin sentido… cumplo dos años en esta jungla urbana.

Y ahora, justo en las vísperas de mi aniversario con la ciudad, tome la decisión de mover mis pies errantes en otra dirección. Es solo un plan y no sé si es mas mi deseo de lograrlo o en realidad mi intuición este acertando, pero lo puedo sentir y tocar, mucho más cercano que hace dos años.Es algo que había planeado hace mucho, pero de esos planes que se ven lejanos. Un plan B alternativo al plan

A que tenía en mente, pero al ver que mi plan rosa se dilata un poco, no le veo sentido a posponer el otro.Con más experiencia citadina, con la nostalgia de un hogar cálido que me espera en el desierto y con un nuevo objetivo que plan que de verdad deseo, voy a celebrar mis dos años en la ciudad.