martes, 8 de julio de 2008

La despistada y unos compas


Venía manejando por una calle de la ciudad, iba a rumbo conocido, pero me puse a pensar en pendientes del trabajo, recuerdos de algún momento, compras que realizar y lugares que visitar cuando me di cuenta que me había pasado casi 4 cuadras de donde debía dar vuelta.
Confirmo, tengo un problema de atención. Bueno, aunque últimamente he logrado concentrarme bastante en mi trabajo, lo cual es muy bueno. Ya conozco cada día más los temas que debo saber y nuestro trabajo está saliendo. Sigo contenta.

Pero sigue estando ahí esa peculiaridad artemisiana: mi distracción. Bueno no me sorprende, desde niña he sido así, me gritaba mi abuela cuando venia caminando y no me fijaba en las paredes que se me atravesaban: cuidado muchacha atrabancada!!! Jajajajja... moles un trancazo. Una cicatriz en la ceja fue el recuerdo que tuve de un arrancón a la puerta a recibir a mi tío Aristofanes (me paro el borde de una mesa de centro).


Más adelante, poquito más adelante duré casi dos meses asistiendo a clases de Derecho Civil II, hice el primer parcial y entregue trabajos, cuando pasaron las listas oficiales me sorprendió no encontrarme ahí, al reclamar en la dirección me entere que no aparecía porque yo estaba inscrita originalmente en clase de Derecho Familiar, a quien le pasa eso????

Pero bueno, una creería que se me iría quitando con el tiempo. Ja! Para mi graduación llegue a pagar mi mesa del baile, cuando me dice la amiga del salón, lista para el viernes? Y yo, si pero es el sábado… mmmm no Arte, es el viernes... que???? Mi baile de graduación es el viernes¡? Ya tengo a mi familia y amigos listos para una comida familiar y el vestido apenas para el sábado. Pues tuve que hacer fiesta-cena-mariachi relámpago, cambio de atuendo en 15 minutos y una breve aparición en el baile. Mis amigos a la fecha no me lo perdonan.

Ese mismo año se caso mi hermano mayor, el me llamo para avisarme de la boda y nunca nos pudimos poner de acuerdo para recibir la invitación, de cualquier manera tenía planeado ir. El día de la boda, le llamo a mi papá para preguntarle el lugar de la boda y se suelta riendo a CARCAJADAS de mi – ya ni la friegas!!! Fue la semana pasada-. El colmo.

Cuando me vine de tour carretero por el país, de la ciudad salí con rumbo a Guanajuato. Pregunte como salía a la carretera que me llevara directo a mi destino, entendí como pude las direcciones y pues claro que así mismo, me desvíe y salí por Toluca (ósea nada que ver). Atravesé la sierra de Querétaro y pase por una carretera sin luz, de dos carriles que ni siquiera era territorio telcel (y vaya, en teoría todo México es territorio telcel). A las 5 horas me marca la amiga que me esperaba en mi supuesto destino y me pregunta, por dónde vienes mujer? Y yo muy confiada (ah porque eso sí, nunca pierdo la seguridad aun en mi despistadez) pues en San Miguel de Allende, pero ya merito llego… QUE??? Pues porque te veniste por ahí- Ahh que no era ese el camino?? Con razón!!!!

Y así, puedo seguir contando miles de anécdotas personales de despistadez total... pero prefiero ya no seguir haciendo el ridículo.


Bueno, pero el otro día recibí noticias un poco reconfortantes: mi papá se puso un zapato de un par y otro de otro para ir a una reunión de alcaldes… CONFIRMADO: La despistadez también se hereda.