Estaba viendo las fotos de una amiga por internet, en estos tiempos de tanta información accesible, no tiene nada de novedoso. Pero estuve viendo fotos de cuando no éramos amigas aun y cuando nos conocíamos.
Le decía yo que se me hacía muy diferente, como si fuera otra persona. Me responde que es lo más sincero que le han dicho y nos pusimos a conversar sobre la metamorfosis que sufre la percepción que tenemos con los que nos relacionamos.
En primer lugar, cuando no conocemos a alguien pero se encuentra de alguna u otra manera relacionada con nosotros, tendemos a formar una opinión en base a lo que los demás nos cuentan. Yo en lo personal me he dejado influenciar muchas veces por los comentarios (positivos y negativos) de mis amistades en torno a x o y persona. Estoy totalmente de acuerdo en que está mal hacer juicios previos, pero es inevitable no encasillar a las personas.
A mí me pasa muy seguido, que tengo amigos muy cercanos que son totalmente diferentes de lo que yo creía que eran. Cruce palabras en alguna reunión o evento y esas me bastaron para concebir un puesto de vista cuadrado de quien era.
Amiga, reconozco el error de mi juicio y a través de este blog te pido una disculpa. Sin embargo, creo con fe ciega que la tierra estuvo lista para nuestra amistad justo el día en que se dio, ni uno solo minuto después, ni uno solo antes; justo cuando se sembró se dieron las condiciones y el universo conspiro para que la lluvia, el abono y el cuidado que le hemos puesto, den una buena cosecha.