martes, 15 de abril de 2008

Alrededor de una mesa

Hoy vino una de las hijas de mi jefe. Tiene 4 y me llevo muy bien con ellas, son lindísimas todas pero cada una tiene personalidades y cualidades diferentes. La que vino hoy es un dulce y tiene el don de transmitir tranquilidad. Yo creo que no solo conmigo lo hace, se le nota a su papá también.

La mitad del día se nos fue en platicar y ponernos al corriente, me la lleve a comer y nos alcanzo su papa, nos reímos tanto. Luego seguimos trabajando y a pesar de que para él había sido un día difícil, el estar con ella lo tenia de muy buen humor. Al salir de la oficina me dieron aventón al departamento, lo cual puede parecer ridículo ya que vivo a una cuadra, pero en la noche está muy oscurito y en México, no se pueden tomar demasiadas precauciones, así que al dejarme (como a los 3 minutos) me dice mi jefe: deberías de invitarnos a conocer tu depa, haber si lo tienes limpio… y yo le dije, va… se ríe y me dice, no ya perdí interés jajajaja, pero de cualquier manera se bajaron.

Tengo un año 4 meses viviendo en ese departamento y nunca había ido mi jefe a conocerlo, la verdad creí tener más ordenado el departamento, lo cual fue totalmente producto de mi imaginación porque el departamento estaba no sucio, pero si desordenado. Eso no importo para qué, como buen curioso inspeccionara todo el departamento. Me acorde del blog que justo ayer había escrito LG acerca de las visitas inesperadas que lo hacen a uno correr para guardar todo lo fuera de lugar, pero pues ya estaban ahí, ni donde esconderse.

Entraron a mi desordenadísimo cuarto, vio todas mis fotos, los cuadros, los libros, las películas y terminamos viendo “kramer vs. kramer” los tres. Los invite a cenar y yo misma se las prepare. La verdad, yo disfruto mucho cocinar, mas cocinarle a alguien y tenía bastante sin hacerlo, así que me dio muchísimo gusto poder prepararles a mi jefe y a su hija la cena.

Fue una velada muy rica, nos reímos bastante y no modestia aparte, cenamos muy rico jajaja. Se fueron y me quede con una muy agradable sensación, como de haber reencontrado cosas que hacia un rato había perdido. Hace algún tiempo platicaba con un amigo sobre como las comidas son el pretexto ideal para unir lo desunido y la mejor forma de convivencia, cuánta razón.

En un bar se medio platica y se medio escucha, en el cine no se habla de nada, en un concierto se grita y se canta, pero nada como un almuerzo, desayuno, café, comida o cena para estrechar lazos. Haciendo reencuentro de encuentros; creo que los mejores han sido en una mesa, las mejores platicas, lagrimeadas, reconciliaciones; las mejores pláticas así se dan.

Hoy tenía la intensión de escribir sobre algún tema político, pero me gano la agradable sensación de una buena cena.

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