miércoles, 18 de junio de 2008

El Codigo Chilago

Estos últimos días me la he pasado haciendo tramites, perdiendo tiempo (irrepetible tiempo de mi vida) en esperar a que me atienda una persona para lograr resolver alguna situación o que me entreguen algún documento, tal vez tenía mucho sin hacerlo que me desespere más de lo normal.

Un estado de cuenta nunca fue tan difícil: Aquí no se lo podemos dar porque no es su banco, voy a mi banco, le vamos a imprimir un resumen de movimientos, le pueden poner el sello? – es que este no es su banco y no podemos poner un simple sello- QUE????? Suspiro, cuento hasta 10. Bueno, me sella el boleto del estacionamiento, ah ese si podemos, sello al boleto. Me fui al otro lugar al que tenía que llevar el estado de cuenta y dure una hora más. Ahí no termino mi tramitología, hoy tuve que ir de nuevo al banco que no es el mío, me lleve todos los documentos que sabía que me iban a pedir y tome un taxi (accidente desafortunado del sábado limito mi transporte esta semana).

Llego con mis papeles, pregunto a los que esperaban si estaban en línea en lo que tomo asiento cuando en eso veo a una señora de unos 65-70 años que venía justo atrás de mi, caminar a paso rápido en lo que yo caigo en cuenta que debía apuntarme en la lista de espera, me levanto y ella agarra la pluma y se apunta, la veo con ojos de desaprobación por el atropello que hizo hacia mi desorientada persona pero me ignora. Me apunto en la lista y me siento, la veo intentar colarse al primer lugar intentando aplicar la carta de: “viejita adorable” con el ejecutivo, la batea y la manda a esperar su turno, bueno al menos respetan los turnos. Pasa la pareja que estaba delante de mí y se escucha: el que sigue, no revisaron la lista, solo gritan… pienso 3 segundos que sería la oportunidad perfecta de vengarme y levantarme, pero no puedo y menos con una señora grande, así que le digo: señora, su turno. Ni hablar, la venganza no es lo mío o no con viejitas.

Me puse a pensar en todas estas situaciones, en lo difícil que es realizar cualquier trámite, más cuando se trata de que la empresa o institución te ayude, porque si se trata de cobrarte, recibir comisión o hacer que firmes contrato, todo está listo en menos de 15 minutos. Pensé en lo fácil de sacar ventaja a 2 minutos de diferencia, como el chilango le hace honor a su fama. Espero no ofender a ninguno de mis amigos chilangos, no es un post de ataque, pero si he estado pensando mucho en porque son así, porque no te dan el pase en el coche, ni en la calle cuando vas caminando, porque no te ceden el asiento en el metro, porque si necesitas corriente en la batería en vez de pararse y ayudarte, aceleran para tratar no verte.

Yo la semana pasada perdí aproximadamente 3 horas en el tráfico, otras 3 horas que nunca volverán y que se me fueron viendo el paisaje citadino de carros y edificios, no pude hacer nada en esas 3 horas más que esperar y esperar. El colmo fue cuando hice 40 minutos de mi casa al trabajo (que esta a una cuadra) y sé que es una ridiculez que lo haya sacado, pero necesitaba llevar mi ropa a la lavandería así que lo saque para no venir por el después, un error que me quito 40 minutos de mi tiempo, llegue tardísimo al trabajo porque hubo un accidente justo atrás de la oficina y en vez de poner anuncios y evitar el congestionamiento, dejan que la gente circule por los callejones para tener que regresarse y generar más tráfico.

Creo que la gente pierde demasiada vida así, en un carro. Creo también que se trabaja demasiado, el concepto de 8 horas no se usa en las oficinas y menos las gubernamentales (de las que está llena la ciudad), ahí se trabajan mínimo 10 horas para sentirse productivos, así que esta ciudad cosmopolita, llena de luces, teatro, espectáculos, centros comerciales, parques, museos, restaurantes y gente, se reduce al tráfico de regreso a una casa pequeña para descansar y regresar al trabajo de nuevo. Claro que está lleno de mil cosas que hacer, pero en realidad ¿quien tiene tiempo de hacerlas? Luego si tienes tiempo, tal vez no tengas dinero, hay mil y un cosas que hacer, pero no todo es accesible, hay contrastes de opulencia con pobreza extrema que solo aquí he visto. La mayoría de la gente resiente el despliegue innecesario del bienestar económico de unos pocos... lo que en efecto es accesible para la mayoría, lógicamente está saturado. Hay líneas en casi todos lados, horas de espera, demasiada demanda y en muchos casos, poca conciencia.

Orgullosamente norteña, siempre procuro presumir mi lugar de origen (aunque ahora con tanta narco-violencia les de miedo) y de lo mucho que valemos los norteños por domar la tierra y generar riqueza, pero debo admitir que a pesar de lo rustico del trato chilango; los comprendo. Yo siento desesperación, coraje, frustración y todas las emociones negativas que se derivan de la pérdida irreparable de tiempo. A veces quisiera tener más energía para recorrer museos, para salir más a cenar y a bares, más dinero para las tiendas y zapatos, más tiempo para perderlo en nimiedades.

La verdad, es que esta semana comprendí un poco más al incomprendido chilango.

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